¡Hola! Mi nombre es Daniela y actualmente (2025) tengo 29 años. Nací y vivo en Buenos Aires, Argentina. Y quiero contarles un poco de mi historia...
Podría decirse que todo empezó en el año 2011, cuando tenía 15 años. Mis papás notaron que lo mío no eran las fórmulas ni la teoría; mi atención estaba en otro lugar, y ellos se aseguraron de que pudiera seguir el camino que me hiciera feliz. Me llevaron a un taller de arte, donde descubrí lo relajante y hermoso que es pintar.
Mi primera aparición en internet fue en julio de 2012 con una página de Facebook llamada “Pinturas Daanii Lopez” (sí, con las vocales repetidas intencionalmente, porque estaba de moda escribir así jajaja). Allí compartía algunas cositas y cuadros que pintaba en el taller.
Por un tiempo, esa página quedó inactiva. No es que tuviera un plan exactamente... En ese entonces, todavía no se hablaba tanto de “emprendimientos” o al menos yo no conocía el término, y tampoco existían muchas herramientas como las que hay hoy. Lo único que quería era tener un espacio para mostrar lo que hacía.
A fines de 2012, mis padres tomaron la decisión de cambiarme de escuela, debido al bullying que estaba sufriendo. En el nuevo colegio conocí a compañeros y amigos muy valiosos, que aún me acompañan hoy.
Lamentablemente, no pasó mucho tiempo hasta que empecé a tener síntomas que no comprendía. Poco a poco, me fui encerrando en mí misma y alejándome de todo. No fue hasta mediados de 2014 que una psicóloga (a quien le tengo mucho cariño) pudo dar con un diagnóstico acertado: trastornos de ansiedad por estrés postraumático y depresión.
Mi último año de secundaria lo pasé casi por completo en casa, sin poder asistir a clases. Fue entonces cuando empecé a buscar algo que me ayudara a distraerme. Tenía mucho tiempo libre y necesitaba una salida.
Mi tía Paty tejía a crochet, y me llamaba mucho la atención esa técnica. Mis padres, como siempre apoyándome en todo lo que hago, me consiguieron lanas y agujas para que pudiera practicar. Empecé a buscar videos en YouTube y tutoriales en distintas páginas... hasta que lo descubrí: ¡¿se pueden hacer muñecos a crochet?!
Me pareció asombroso que con esa técnica se pudieran crear tantas cosas. Lo intenté… y fallé. Lo intenté de nuevo, y volví a fallar. Me rendí varias veces, pero no quería dejarlo así nomás. Con el tiempo, y mucha práctica, empecé a hacer cosas más lindas. Llegaron pedidos de conocidos, después de conocidos de conocidos, y luego… de gente que no conocía. Jaja.
No quiero alargar demasiado la historia (¡podría escribir muchas páginas!), pero una de las cosas que más destaco de todo este recorrido es que, gracias a los pedidos que empecé a recibir, me esforcé por salir de mi casa para entregarlos. Con el tiempo, el crochet se convirtió en mi trabajo, en lo que más amo hacer, y en algo que me ayudó a sentirme mejor y a reconectar con la vida.
Lady Artemisa no es solo un emprendimiento. Todo lo que hago está hecho con el amor y la pasión que siempre puse en el arte. Espero que, en cada pieza que se lleven, puedan sentir un poquito de ese cariño.
Gracias por leerme.